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Los puntos de vista evangélicos sobre el Islam se endurecieron, comprensiblemente, tras los ataques del 11 de septiembre del 2001 en EE.UU.

El desafío del Islam radical: una respuesta evangélica

John Azumah

Los puntos de vista evangélicos sobre el Islam se endurecieron, comprensiblemente, tras los ataques del 11 de septiembre del 2001 en EE.UU.

Por ejemplo:

Ted Haggard, antiguo presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos de EE.UU. dijo que “el Dios de los cristianos fomenta la libertad, el amor, el perdón, la prosperidad y la salud. El dios de los musulmanes parece valorar positivamente lo opuesto. Las personalidades de cada dios se hacen patentes en las culturas, civilizaciones y actitudes de las gentes que les sirven”[1]

El australiano Mark Durie dice que el Estado Islámico (EI) tiene “tácticas de batalla reguladas por jeques que ponen en práctica las reglas de guerra de la sharía. Muchos de los maltratos cometidos por el EI… están tomados directamente de las páginas de los textos legales islámicos”, de manera que “tratar de persuadir a los occidentales no musulmanes de que el Islam no es el problema, simplemente hace más difícil la formulación de una estrategia efectiva para  contrarrestar las insurgencias yihadistas”.[2]

Para muchos evangélicos los grupos yihadistas resumen en sí todos los estereotipos de uso corriente en los discursos islamófobos: son tanto oscurantistas como primitivos y feroces; estos grupos encarnan todos los prejuicios asociados con la supuesta “esencia” del Islam.

¿Esencia del Islam? 

No cabe duda, a pesar de los repetidos desmentidos musulmanes, de que ciertos aspectos de la ideología de grupos radicales islámicos como el EI están enraizados en textos islámicos y se inspiran en la historia del Islam. Los yihadistas citan textos islámicos comunes para justificar sus acciones, pero citar textos islámicos no implica de por sí que las ideas y acciones que se defienden sean islámicos. El Ejército de Resistencia del Señor de Uganda, la Rama Davidiana de David Koresh y muchas otras excéntricas sectas cristianas han citado la Biblia. Aún más, no importa lo eruditos o socialmente importantes que sean los que citan los textos. ¿ No ha habido en el pasado importantes clérigos y teólogos cristianos que han hecho un mal uso de las Escrituras para justificar acciones de las que muchos cristianos se avergüenzan en la actualidad?

Sola scriptura

Quienes argumentan que los grupos yihadistas representan la esencia del Islam simplemente hacen evidente su manera occidental de pensar. Queriendo o sin querer, dan por supuesta una interpretación escriturista del Islam. Se imaginan que es posible explicar el terrorismo islámico trazando una línea recta entre unos textos autoritativos y las acciones de los yihadistas. Para demostrar que llevan razón, tienden a citar ristras de referencias a escrituras islámicas, tradiciones, textos legales y opiniones de eruditos musulmanes. Lo terrible de esto es que esta perspectiva de sola scriptura no se diferencia en nada de la de los yihadistas de “sólo Corán y Sunna”.

Causas complejas

La realidad de la vida religiosa no es tan simple. La inmensa mayoría de los cristianos y musulmanes no viven en base a sola scriptura o sólo Corán y Sunna, ¡aunque digan que sí!

La manera en que todos nosotros vivimos nuestra fe está moldeada por una cambiante red de realidades sociopolíticas, geopolíticas, raciales, étnicas, culturales, sectarias, económicas, históricas y existenciales.

Desde mi punto de vista hay semillas de violencia en algunas enseñanzas islámicas, pero estas semillas necesitan terreno fértil para brotar y crecer. Los gobiernos opresivos, las instituciones estatales débiles y corruptas, el analfabetismo, la imitación ciega y la pobreza son plagas que asolan a muchas sociedades musulmanas y terreno fértil para el extremismo islámico. También es terreno fértil la memoria histórica, las teorías conspiratorias, los pasos en falso en política exterior de gobiernos occidentales, la desilusión con los estilos de vida prevalentes en sus sociedades y el sentimiento de alienación de los jóvenes musulmanes que viven en países occidentales.  No podremos entender la manera de pensar de los yihadistas, menos aún formular una respuesta creíble y sostenible, si no tomamos estos factores en serio.

Violaciones de la ley islámica

Si bien es cierto que algunos de los edictos legales y doctrinales que los yihadistas citan para justificar sus acciones forman parte integral de la ley islámica, están violando esa ley al tomarse la justicia por su mano. Las condiciones necesarias para declarar y llevar a cabo como se debe la yihad son un caso evidente. Qué grupos se puede atacar, cómo y con qué propósito, son cuestiones enormemente complejas y muy restringidas en los textos autoritativos islámicos.

Por ejemplo, como en el caso de la definición cristiana de guerra justa que limita a los gobiernos el poder de declarar la guerra, la ley islámica sólo legitima a los gobiernos islámicos a declarar la yihad, no a individuos o grupos no estatales. La excepción se da cuando hay tierras musulmanas que se ven atacadas u ocupadas por fuerzas enemigas, en cuyo caso la yihad o resistencia es una responsabilidad individual. Pero, aún en este caso, la yihad tiene que haber sido formalmente declarada por la legítima autoridad representativa del pueblo o nación ocupados.  Al declarar y llevar a cabo la yihad por su propia cuenta, grupos como al-Qaida, EI y Boko Haram son usurpadores heréticos.[3]

En cuanto a la manera de llevar a cabo la yihad, y en contra de quienes dicen que las tácticas de lucha de los grupos terroristas islámicos están tomadas de los textos legales islámicos, muchas de sus atrocidades contradicen las enseñanzas de las cuatro tradiciones legales ortodoxas del Islam suní.

Las cuatro decretan que en una yihad no se puede atacar y matar a mujeres, niños, ancianos, discapacitados, sacerdotes, mercaderes, granjeros u otros civiles no combatientes.

Las cosas con valor económico como granjas, negocios, mercados y lugares de culto (incluidos los no musulmanes) no deben ser objeto de ataques. La ley islámica permite que se tomen como botín de guerra, pero no permite su destrucción.

Ataques deliberados contra civiles, explosión o secuestro de aviones, bombas indiscriminadas en mercados, ataques contra iglesias o mezquitas, asesinato de personalidades religiosas: todas estas cosas cometidas por grupos yihadistas son violaciones de los claros límites establecidos por la ley islámica para la yihad.

Rebelión 

Otra característica típica de la ideología yihadista es su rechazo y a menudo rebelión contra los gobiernos establecidos de países islámicos. Han declarado no islámicos e ilegítimos a gobiernos musulmanes de diferentes partes del mundo, conjurándose a reemplazarlos con un califato.

Para lograr sus objetivos estos grupos atacan y matan a musulmanes opuestos a ellos, justificando sus acciones con la doctrina conocida como takfir, que especifica las condiciones bajo las cuales se puede declarar infieles y matar a otros musulmanes.  Es una doctrina que tiene su origen en el siglo VII. Un grupo separatista conocido como los jariyíes enseñaba que era aceptable excomulgar y hacer la yihad contra otros musulmanes, incluso contra gobernantes musulmanes, si se les juzgaba culpables de la comisión de ciertos pecados.

Esta enseñanza fue unánimemente repudiada por el resto de la comunidad musulmana de la época, y las cuatro tradiciones legales siguen rechazándola. Es más, la tradición legal islámica contiene resoluciones explícitas contra los jariyíes y los clasifica como infieles a los que hay que combatir y matar.

Condenas

Dado este claro consenso en la tradición islámica, no resulta sorprendente que al-Qaida, EI y  Boko Haram hayan sido repetida y públicamente condenados por líderes musulmanes de todo el mundo, como la Organización Islámica de Cooperación, el Gran Mufti de Arabia Saudí y el Gran Imam de la Universidad de Al-Azhar en el Cairo.

Javed Ahmad Ghamidi y Muhammad Tahir ul-Qadri son dos de los principales eruditos musulmanes paquistaníes, con un gran número de seguidores y una gran influencia. El primero ha escrito un libro[4] y el segundo ha promulgado una fatwa[5] sobre el significado y la manera de llevar a cabo la yihad. Citando extensamente el Corán, las tradiciones proféticas y las grandes luminarias legales y teológicas de siglos pasados y de diversas sectas islámicas, ambos dictaminan en contra del terrorismo y de la rebelión violenta. Y ambos declaran jarayita, terrorista, rebelde y herético al EI.

El 19 de septiembre del 2014, 126 importantes personalidades islámicas de todo el mundo firmaron y publicaron una “Carta abierta a Al-Bagdadi”, desafiando la base islámica de la ideología del EI (http://www.lettertobaghdadi.com/translations/spanish.pdf).

Si bien estas condenas públicas quizá tengan poco efecto en el liderazgo de los grupos yihadistas, por otra parte son importantes para deslegitimizar su ideología y así socavar su atractivo entre los jóvenes musulmanes. Por eso debemos tomarlas en serio y hacer lo posible para ampliar su influencia.

Lamentablemente, los críticos occidentales de los grupos yihadistas pasan por alto estas voces y a veces las desacreditan. Demasiado a menudo he oído decir que “¡un Islam reformado ya no es Islam!” Esta postura no sólo es condescendiente en cuanto a lo que los musulmanes pueden o no lograr dentro de su propia tradición, sino que además es un callejón sin salida. Cuando un musulmán le dice a un cristiano “el Corán me enseña que te ame”, ¿qué sentido tiene que el cristiano le responda “no, lo que el Corán en realidad te enseña es que me mates”?

Temas para debate

Si bien, desde mi punto de vista, el Islam no es el problema, está claro que las sociedades musulmanas tienen problemas (algunos de los cuales mencionamos más arriba como terreno fértil para las semillas de violencia) y los cristianos deben encontrarse con los musulmanes en diálogo sincero y abierto. Como profesional académico en el estudio del Islam, esta es mi lista de temas que exigen una franca discusión con musulmanes:

1 Apoyo tácito

Durante las etapas formativas de casi todos los grupos yihadistas, los líderes locales musulmanes políticos y religiosos han mirado para otro lado o han apoyado activamente sus actividades. Ha habido gobiernos, organizaciones y hombres de negocios islámicos que los han financiado y usado para sus propios intereses políticos. ¿Cómo es que grupos tan ampliamente condenados como heréticos por las autoridades islámicas cuentan con tanto apoyo tácito en el mundo musulmán normal, especialmente cuando sus ataques van dirigidos contra intereses no musulmanes u occidentales?

2. Enseñanza despectiva

Por temor a que los predicadores radicales los califiquen de malos musulmanes o incluso de infieles, líderes musulmanes de todo el mundo han hecho la vista gorda ante la enseñanza a menudo despectiva y beligerante contra los no musulmanes en libros de texto islámicos autorizados y en la mentalidad popular. Lo mismo se puede decir de la enseñanza sobre la yihad, la apostasía, las leyes de blasfemia y el lugar de los ciudadanos no musulmanes en una sociedad islámica. Si bien los grupos yihadistas son heréticos  por asumir la autoridad para interpretar e imponer estas leyes, la existencia de estas enseñanzas es de por sí una invitación a la rebelión y al extremismo. ¿No es hora de que los líderes y eruditos islámicos reexaminen doctrinas tan fácilmente explotadas por los extremistas? ¿No es la orgía de sangre, en la que la inmensa mayoría de las víctimas son musulmanas, un signo claro de la necesidad de reformas a fondo?[6]

Tendencias clave

Mis preguntas y las de otros no están siendo dadas de lado. Hay un viento soplando en la casa del Islam y se está librando una seria batalla por el alma del Islam. Un enorme número de desilusionados jóvenes iraníes, egipcios e iraquíes están abandonando el Islam y cualquier clase de religión, y musulmanes normales y corrientes están abandonando el Islam y abrazando otras religiones, incluyendo el cristianismo (en lugares donde hay una presencia cristiana amistosa).[7]

También observamos el crecimiento dentro del Islam de una tendencia progresista comprometida con una relectura crítica de los textos y la historia islámicos. Estas señales de introspección profunda se están dando a lo largo y ancho del mundo musulmán.  Desde el 11 de septiembre del 2001 ha habido eruditos musulmanes progresistas que se han declarado abiertamente en contra de “aquellos cuyo Dios es un monstruo vengativo que desde el cielo pronuncia sentencias de muerte tanto contra musulmanes como contra los que no lo son… aquellos cuyo Dios es demasiado pequeño, demasiado mezquino, demasiado tribal y demasiado masculino”.  A todos estos les dejaron claro que “¡No en mi nombre, ni en el nombre de mi Dios cometeréis este odio y esta violencia!”[8]

Respuestas sugeridas 

Soy un cristiano que se ha criado en el mundo musulmán, y como tal quiero concluir diciendo que también los evangélicos tenemos que reformar nuestros caminos.

En las últimas décadas los evangélicos han contribuido a la invisibilidad de la presencia y testimonio cristianos en tierras musulmanas. Nos hemos plegado a las amenazas, tanto reales como imaginarias, de los grupos radicales. En vez de enfrentarnos públicamente a la criminalización de la misión y evangelización cristianas en entornos musulmanes, nos hemos dedicado a un trabajo misionero subterráneo y taimado.

Tenemos que mantenernos vigilantes y en oración por el peligro de que el Islam radical radicalice a los evangélicos llevándonos a redefinir nuestro testimonio y nuestros valores. La batalla no es contra carne y sangre sino contra principados y potestades. No podemos ganar usando las armas que nuestros adversarios empuñan, como la paranoia, las teorías conspiratorias, la propaganda, las mentiras y el odio. Somos llamados a usar unas armas superiores: el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado del evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (Eph 6:14-17).

Puedes encontrar una versión más amplia de este artículo en inglés en First Things: http://www.firstthings.com/article/2015/01/challenging-radical-islam.

Endnotes

  1. Steven Waldman, ‘Do Muslims and Christians worship the same God?’ Slate, 17 December 2003, http://www.slate.com/articles/life/faithbased/2003/12/commandment_the_first.html.
  2. Mark Durie, ‘“Three Choices” and the Bitter Harvest of Denial: How dissimulation about Islam is fuelling genocide in the Middle East’, Lapido Media, 12 August 2014, http://www.lapidomedia.com/three-choices-and-bitter-harvest-denial-how-dissimulation-about-islam-fuelling-genocide-middle-east.
  3. Editor’s Note: See article entitled ‘Responding to the Challenge of Boko Haram’ by John Azumah in the November 2014 issue of Lausanne Global Analysis.
  4. Javed Ahmad Ghamidi, The Islamic Shari’ah of Jihad (Lahore: Al-Mawrid, 2005).
  5. Muhammad Tahir-ul-Qadri, Fatwa on Terrorism and Suicide Bombings (London, UK: Minhaj-ul-Qur’an International, 2010).
  6. Editor’s Note: See article entitled ‘Persecution of Christians in the World Today’ by Charles Tieszen in the September 2013 issue of Lausanne Global Analysis.
  7. Editor’s Note: See article entitled ‘Turmoil in the Middle East’ by Wafik Wahba in the November 2013 issue of Lausanne Global Analysis.
  8. Omid Safi, ed, Progressive Muslims on Justice, Gender and Pluralism (Oxford: Oneworld Publication, 2003), 9-10.

John Azumah es consultor asociado del Movimiento de Lausana y catedrático asociado de Cristianismo Mundial e Islam en el Seminario Teológico Columbia de Decatur, Georgia (EE.UU.). John está especializado en el Islam y en las relaciones cristiano-musulmanas y ha publicado ampliamente en este campo, incluyendo “El legado árabe-islámico en África: una búsqueda del diálogo interreligioso”. “La fe de mi prójimo: el Islam explicado a cristianos”, dos volúmenes co-editados y varios artículos de revistas especializadas y capítulos de libros.