Global Analysis

Lo que nosotros llamamos “el Límite”, Dios lo llama “el Centro”

Lo que podemos aprender de Camino de Esperanza en Camboya.

Stephan Bauman Jul 2015

Durante algún tiempo he estado en un proceso intentando comprender cómo cambian las personas. Uno de mis descubrimientos vino hace varios años durante una visita a la Camboya rural.

Sorprendentes agentes de cambio

Cuando mi esposa y mis dos hijos dijeron adiós a nuestros amigos en Kigali, Ruanda, país en el que habíamos vivido casi dos años, decidimos viajar a casa por el camino más largo, a través de Asia. Un día después de llegar a Phnom Penh, la capital de Camboya, condujimos más allá de la frenética ciudad a través de un “patchwork” de parcelas de arroz a un entramado de pueblos sólo a una hora de distancia.

Un grupo de niños sonrientes nos condujo escalones arriba a una casa. Adentro, sobre un suelo de tablas cubierto con alfombras, conocimos a tres hijos, sus padres, y una radiante abuela. Sonriendo, les dijimos que nuestros amigos ruandeses nos habían dado instrucciones de “saludarles con los dientes”. Cuando lo hicimos, la habitación se iluminó de risas, devolviéndonoslas unos a otros. Entonces la abuela dirigió la atención a su boca, mientras su sonrisa le cubría los ojos cuando nos señaló su único diente. Todos nos sumamos a otra ronda de risas.

Después del intercambio de saludos, cantamos canciones de alabanza en jemer. Alguien leyó la Biblia. Escuchamos cuando nos contaron historias de su labor para ayudar detener el virus HIV/SIDA en su pueblo y oramos juntos.

En aquel momento, una mujer de unos treinta años se deslizó cuidadosamente por la puerta abierta. Había venido por una amiga que estaba enferma con el virus HIV. Nos dijo cómo le habían administrado la medicina dos días antes. Entonces empezó a llorar. “La visité de nuevo ayer por la noche, pero estaba empeorando. Lo único que podía hacer era orar”, dijo, temiendo la muerte de su amiga. “Llego tarde porque acabo de estar con ella. ¡Hoy está hablando y andando! ¡Estoy tan contenta…!” dijo, mientras las lágrimas le corrían por el rostro. “¡Dios la ha sanado!”

Lo que me impactó más de la gente que conocí en Camboya es esto: el cambio que presencié se debía a personas que muchos considerarían vulnerables, incapaces o incluso víctimas.

Gente que sufre

Si alguna vez ha estado en Camboya, sabrá que sus 12 millones de personas han sufrido. Los índices de mortalidad infantil de Camboya son alarmantemente altos y la mayoría de los camboyanos vive en áreas rurales con acceso inadecuado a la educación, al agua, a los servicios financieros o a los cuidados médicos. Y lo que es peor, Camboya tiene uno de los índices más altos de infección por virus HIV de toda Asia.

Camboya es también uno de los países menos cristianizados del mundo. Sólo el 2% de los camboyanos son seguidores de Cristo. El budismo moldea el corazón de la vida social, política y cultural de Camboya.

Génesis de Camino de Esperanza

Hace años mis colegas en Camboya comenzaron una iniciativa bancaria comunitaria que ahora es una institución independiente que sirve a más 35.000 familias. En sus primero días, cuando los padres se reunían en grupos para pedir dinero para pagar sus préstamos, sus hijos no tenían nada que hacer. Así que uno de los miembros de nuestro staff empezó un proyecto de evangelismo y centro de salud para niños (CHE-Community Health Evangelism).

La salud mejoró notablemente y muchos niños decidieron seguir a Jesús. Sus padres empezaron a preguntar por qué sus hijos estaban mucho mejor. Ellos, también, empezaron a cambiar sus prácticas de salud y a seguir a Jesús. Como respuesta, mis colegas organizaron a los adultos en grupos pequeños que, para su sorpresa, dieron lugar a un movimiento de iglesias-célula que ahora llaman Camino de Esperanza en Khmer.

Hoy, Camino de Esperanza es un movimiento de 12.000 seguidores de Cristo camboyanos, organizados en más de 1.000 iglesias-célula, que llegan a niños y a familias en más de 170 pueblos en cinco provincias. Sus miembros ponen énfasis en la oración y la alabanza, la propiedad local, la participación de los niños, y el servicio. Los líderes voluntarios, como norma, no tienen un nivel de educación alto; algunos son analfabetos. La participación, los relatos y los métodos interactivos se usan para superar estas barreras.

Los miembros de Camino de Esperanza se reúnen en casas construidas sobre pilotes:

Para nosotros, la iglesia significa un grupo de personas en una comunidad donde la gente se reúne, puede hablar de la Palabra de Dios, no sólo en domingo. Así que la iglesia es donde queremos reunirnos, cinco o diez personas. Nuestra iglesia es una iglesia sin paredes.[1]

Lecciones aprendidas

Camino de Esperanza me enseñó algo esencial sobre la iglesia, la comunidad y el cambio en lo que aún reflexiono, algo que he aprendido de mis amigos camboyanos. Camino de Esperanza se mueve más allá de una eclesiología instrumental o utilitaria. En círculos para-eclesiásticos, es frecuente ver a la iglesia principalmente como un medio para un fin, como un vehículo para servir a los pobres y a los oprimidos.

Sin embargo, mis amigos de la etnia jemer creyeron que la iglesia era también un objetivo de la misión “en constante necesidad de arrepentimiento y conversión” para convertirse en todo lo que deber ser. Camino de Esperanza ve a la iglesia tanto como vehículo de misión para llegar a una comunidad más amplia, como también objeto de misión para su renovación, discipulado y alabanza.[2][3] Las células son pequeñas comunidades de esperanza que encarnan la presencia de Cristo en los problemas apremiantes del paisaje rural de Camboya.

Camino de Esperanza también rompe dicotomías comunes. Las células ponen énfasis en las expresiones del evangelio tanto de palabra como de hecho, no sólo paralelamente, sino más bien de una forma integrada e interdependiente. [4] Ser miembro de una célula es adorar, y adorar es extenderse al exterior. Además, su liderazgo incluye a mujeres voluntarias, pocas de las cuales están formadas para el ministerio, pero sí están profundamente integradas en la comunidad. Moviéndose más allá de las dicotomías hombre/mujer, clérigo/laico, las células potencian no sólo a los que están más cerca de las necesidades, sino también a los que se sienten más llamados a servir.

En último lugar, Camino de Esperanza se mueve más allá de la obra “en nombre de los pobres”, permitiendo a los pobres ser sus propios agentes de cambio. Demasiado a menudo, extraños bien intencionados intentan trabajar “para los pobres” o incluso “con los pobres”, pero al hacerlo, anulan la iniciativa local. Esta postura y los modelos correspondientes, pueden aumentar la pobreza, especialmente el tipo de pobreza que se genera cuando nuestros amigos se sienten inferiores. [5] Ministrar “para los pobres” dentro de sus propias comunidades, transforma desde el interior hacia el exterior. La propiedad es mayor y por tanto la sostenibilidad también. Camino de Esperanza invita a los pobres, a los marginados- a los que normalmente se considera en la periferia-  al centro, para convertirse en actores que resuelvan sus propios problemas.

Un impacto más amplio

El año pasado, algunos de mis colegas  de World Relief llevaron varios visitantes a la provincia de Kandal, a una hora en coche al sur de Phnom Penh. En un área remota, los jefes del pueblo seguían mencionando lo distintas que eran las cosas “desde que Jesús había llegado a nuestros pueblos”.  Mis colegas se preguntaban si estos líderes comunitarios se habían  convertido.

Resultó que algunos sí, pero la mayoría no. Sin embargo, ellos seguían en sus trece: “Desde que Jesús vino a nuestros pueblos, nuestros hijos están más sanos, se está  cuidando de las familias afectadas por el SIDA, hay menos problemas comunitarios, y las personas se llevan mejor entre ellas”. Mis amigos preguntaron cómo sabían que Jesús había hecho estas cosas. Ellos se sorprendieron de la pregunta, porque les parecía evidente. “Ustedes deberían saberlo. Son una organización de Jesús”, dijeron. “Cuando viene Jesús, ¡todo cambia!”.[6]

Implicaciones

A menudo, llego a iglesias conocidas de todo el mundo. Estos movimientos tienen buenos recursos; algunos son famosos. La mayoría están dirigidos por personas excepcionales- persuasivas, perspicaces, y bien conectadas, algunas de los cuales son amigas.  Como muchos, estoy en deuda con ellos.

Sin embargo, he aprendido más de movimientos como Camino de Esperanza. Ellos renuevan la esencia de la iglesia para mí. La iglesia no es cuestión de recursos o educación, ni siquiera de teología en última instancia, aunque sean importantes. La iglesia es cuestión de personas que vivan la presencia de Jesús, unidas en comunidad.

Desde luego, nada de esto es nuevo. Jesús prendió su chispa que transforma desde un rincón del mundo del que se puede decir que era marginado, como poco, si no intangible en sus tiempos. Reunió a un grupo variado de seguidores con pocos recursos de los que hablar y cambió el curso de la historia desde una base rural. Lo que muchos consideraban el límite, Dios lo llamó el centro.

Camino de Esperanza no es conocido por muchos. Sin embargo, al otro lado del mundo, en Camboya, Dios continua encendiendo un fuego de pasión entre un hermoso grupo de gente. No hay edificios de los que hablar excepto la magnífica hospitalidad de pequeños hogares. El presupuesto es pequeño y no hay nombres famosos. Sin embargo, igual que pasó en Galilea en el primer siglo, estos discípulos jemer están inspirando a gente como yo que ansía una visión renovada de la iglesia en un mundo cada vez más sediento de algo auténtico.

Stephan Bauman es Presidente y Consejero Delegado de World Relief que posibilita el que la iglesia mundial supere la pobreza global y la injustica. Es autor de Possible: A Blueprint For Changing How We Change the World. (Posible: Un Proyecto para cambiar cómo cambiamos el mundo).

Notas finales

  1. Basado en una entrevista con un líder provincial de Way of Hope (Camino de Esperanza) septiembre 2007.
  2. Véase por ejemplo: P Harper y P L Metzger, Exploring Ecclesiology: An Evangelical and Ecumenical Introduction (Grand Rapids, Michigan: Brazos Press, 2009).
  3. Ecclesia semper reformanda from David Bosch, Transforming Mission (New York: Maryknoll Orbis, 1991).
  4. Micah Declaration on Integral Mission (Declaración de Miqueas sobre la Misión Integral) desarrollada en la consulta  Micah Network sobre Misión Integral celebrada en Oxford en septiembre de 2001.
  5. 5 Bryant Myers, Jayakumar Christian, y otros abordan este tema identificando “pobreza de ser” y “pobreza de vocación” como las más profundas y peores formas de pobreza. Véase Walking with the Poor (Andando con los pobres) (New York: Maryknoll Orbis, 1999).
  6. Entrevista con Tim Amstutz, director de World Relief Country en Camboya, en 2013.