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La actual crisis de refugiados en el mundo es considerada ampliamente como la mayor crisis humanitaria de nuestros tiempos. Según las Naciones Unidas, hay más de 65 millones de personas desplazadas forzosamente en el mundo hoy. La magnitud del desplazamiento humano debido a guerras e inestabilidad política y social no tiene precedentes. La llegada de millones de migrantes a Europa no solo ha recibido una gran atención de los medios, sino que está sacudiendo los fundamentos de la civilización occidental secular poscristiana.[1]

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La crisis de refugiados contemporánea ha sacudido nuestra conciencia colectiva y ha catapultado a la inmigración a un lugar destacado en los debates nacionales. Ha ocupado el primer plano en discusiones de seguridad y en la política electoral en muchos países. Ha redefinido también la agenda de desarrollo y económica con relación a otras partes del mundo. Estas complicaciones ya han remodelado nuestros mundos de maneras significativas, y remodelarán nuestros futuros, mucho más allá de lo que podemos imaginar ahora.

El epicentro de la crisis de refugiados es la continuación de las guerras en Siria, Iraq y Afganistán, que producen casi la mitad de los refugiados del mundo. Alrededor del 60% de los sirios han sido desplazados de sus hogares, y aproximadamente la mitad de ellos tienen menos de 18 años. Esto no tiene precedentes para un único país en la historia reciente. Cuando los barrios son bombardeados, el sustento desaparece, los familiares son muertos y sus propias vidas corren peligro, a la gente no le queda otra opción más que huir.

Los refugiados en Europa se están volviendo a Cristo

Dios está haciendo algo nuevo y apasionante en medio de esta gran crisis. En diciembre de 2016 tuve la oportunidad de ver de primera mano lo que Dios está haciendo en y a través de los refugiados en Europa. Viajé por diez ciudades en cinco países durante tres semanas, visitando muchos campos de refugiados, además de iglesias y agencias misioneras que trabajan con ellos. Un mes antes había visitado tres ciudades en otros tres países. Durante este período entrevisté a muchos líderes de ministerios para refugiados en Europa a fin de evaluar y estudiar la situación desesperada de ellos y la respuesta del pueblo de Dios.

Fue asombroso para mí estar presente en reuniones donde cientos de refugiados se entregaron a Cristo.

Fue asombroso para mí estar presente en reuniones donde cientos de refugiados se entregaron a Cristo. Visité varias comunidades e iglesias que han bautizado a cientos de refugiados. Una iglesia en Alemania había bautizado a más de mil personas sirias y kurdas en los últimos seis meses. En nuestras propias reuniones cada noche en diferentes ciudades de Grecia y Alemania, vimos cómo casi todos los refugiados presentes respondieron al evangelio. Hay más de 100 iglesias de habla árabe en toda Europa, algunas de las cuales existían antes de la crisis, mientras que otras se iniciaron en respuesta a ella. No solo están muy comprometidos con el tema, sino que son altamente efectivas debido a su proximidad lingüística y cultural con los refugiados.

Iglesias transformadas

Solo Dios podría haber transformado una situación tan desesperada en una oportunidad misionera tan grande, y lo que está ocurriendo está más allá de la planificación estratégica de cualquier iglesia o agencia misionera:

El líder de un ministerio de refugiados reconoció: “Dios me trajo aquí a Alemania unos años atrás y me preparó para este ministerio con los refugiados. ¡Nunca imaginé que ocurriría esto!”.

Un pastor en el norte de Alemania confesó: “Comenzar un ministerio con los refugiados fue la mejor cosa que ocurrió en esta iglesia en los últimos años, y es la parte más apasionante de nuestra vida de iglesia en este momento”.

Y otro pastor en Grecia me informó que tres cuartas partes de su iglesia comprende ahora a refugiados, todos los cuales se unieron en los seis meses anteriores.

Los pastores y los líderes de misiones me mostraron videos de sus recientes bautismos y me presentaron varios nuevos creyentes refugiados de otros trasfondos religiosos.

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De «Syrian Refugees Face an Uncertain Future» (World Bank Photo Collection), por Mohamed Azakir (CC BY-NC-ND 2.0).

Historias de refugiados

Me encontré con refugiados de Siria, Kurdistán, Iraq, Afganistán, Marruecos, Sudan, Somalia e Irán. La mayoría eran hombres de entre 20 y 40 años, y algunos tal vez algo mayores. Me encontré con mujeres refugiadas con niños pequeños en campamentos de refugiados, mientras que otros campamentos tenían adolescentes varones que habían sido separados de sus familias. La mayoría de los campamentos en Alemania proveen refugio en contenedores de envío modificados, y los miembros de las familias eran mantenidos juntos lo más posible. Las condiciones de vida de los refugiados en Grecia eran deprimentes. Algunos refugiados tenían muchos deseos de reunirse con nosotros para compartir las historias de sus huidas, sus andanzas y sus patrias, mientras otros mostraban claras señales de traumas extremos o desilusión como resultado de lo que habían soportado durante la travesía.

Algunos refugiados con los que me encontré habían sido reclutados a la fuerza para grupos radicales. Otros me contaron acerca de incidentes espantosos mientras huían de su patria: cómo todo lo que habían conocido había desaparecido de la noche a la mañana. Hermanos o padres habían sido muertos ante sus ojos; hogares, lugares de trabajo y empresas fueron destruidos. Y muchos me mostraron heridas de bala en el cuerpo o exhibían clara evidencias de cicatrices emocionales que llevarán hasta la tumba.

Sin embargo, querían dejar atrás su antiguo estilo de vida y estaban muy deseosos de abrazar cosas nuevas en una tierra extranjera. Como todos los migrantes, estaban cuestionando algunas suposiciones y cosmovisiones subyacentes que habían definido su vida y su cultura, a la vez que mostraban una gran apertura a explorar nuevas ideas. Hacían preguntas profundas acerca de la vida, el significado, el propósito, la verdad, Dios, etc. Sin duda, el desplazamiento migratorio es una experiencia que lleva a teologizar.[2]

Me sorprendió enterarme de muchos encuentros sobrenaturales con “Isa”. Me contaron acerca de los sueños o visiones que habían tenido de Jesús, y de varios casos de encuentros milagrosos mientras huían de zonas de conflicto. Sus historias de huidas, pérdidas, supervivencia y determinación eran impresionantes. Sentían una profunda gratitud por haber sobrevivido la terrible experiencia, y encontré que tenían un sincero deseo de reconstruir sus vidas. Su afán por buscar a Dios y el fervor de su adoración y sus oraciones eran conmovedores. La transformación dramática de su vida y la nueva perspectiva esperanzadora son un testimonio del poder del evangelio, y no hay motivo para dudar la autenticidad de sus conversiones. Su disposición para aceptar cualquier trabajo y su motivación para triunfar son extraordinarias.

Transformar una crisis en una oportunidad: revivir la iglesia

Creo que una de las formas en que Dios está reviviendo el cristianismo en Europa es a través de los refugiados. Tal vez sean los agentes más improbables, y lo que está ocurriendo es un medio sumamente inesperado para un importante mover de Dios. Pero sin duda de eso se trata la historia de Navidad: una adolescente, un carpintero, un pesebre, astrólogos persas, Belén, etc. Dios irrumpe en nuestro mundo donde menos esperamos que lo haga. Los refugiados son portadores de Dios (theotokos) que están reviviendo las iglesias estancadas en Europa, usados de la misma forma que ha operado siempre a través de personas dispuestas a arriesgarlo todo para traerlo a él a nuestros mundos.[3]

Los refugiados son portadores de Dios que están reviviendo las iglesias estancadas en Europa, usados de la misma forma que ha operado siempre a través de personas dispuestas a arriesgarlo todo para traerlo a él a nuestros mundos.

Después de todo, practicar la hospitalidad con los extranjeros no se trata solo de ofrecer algo a los recién llegados, sino también experimentar cómo los extranjeros bendicen a las naciones anfitrionas de maneras inesperadas. Abrir nuestros corazones y barrios a personas que están familiarizadas con la hospitalidad como parte de su cultura y que son diferentes de nosotros trae el favor divino sobre la tierra y su pueblo. Sin duda de eso se trata la misión. No se trata de que nosotros cambiemos el mundo, sino que Dios quiere cambiarnos a nosotros permitiéndonos ver lo que está haciendo en el mundo en los lugares más inesperados y con los agentes menos improbables.

Andrew Walls afirma que el centro del cristianismo está en constante movimiento, según lo refleja el cambio del centro de gravedad demográfico del cristianismo; y los márgenes revitalizan el centro.[4] La teología de la misión está en progreso, moviéndose incluso hacia una mayor inclusividad. La misión en los márgenes siempre surge de maneras nuevas y poco claras, pero se caracteriza por claras señales del avance del evangelio, del empoderamiento del Espíritu Santo y (como resultado) cambios en la naturaleza misma de la fe cristiana y las concepciones que tenemos de ella. Por lo tanto, la misión es un fenómeno que rompe fronteras y se difunde cruzando culturas y geografías.

Las iglesias y los ministerios involucrados con los refugiados están experimentando avivamiento, mientras que los que son escépticos se están perdiendo un mover del Espíritu.

En el año del 500º aniversario de la Reforma Protestante, Dios está reviviendo de nuevo la iglesia en Europa, esta vez a través de refugiados de Oriente Próximo. ¿Quién podría haber previsto jamás algo así? Las iglesias y los ministerios involucrados con los refugiados están experimentando avivamiento, mientras que los que son escépticos se están perdiendo un mover del Espíritu. Ciertamente Dios está haciendo cosas nuevas en el mundo. ¡Qué privilegio verlo trabajando donde menos lo esperamos!

Un estudioso de la Diáspora Africana describió a Europa como un “continente pródigo”[5] mientras hablaba de la “misión inversa” y hacía la crónica del impacto de los cristianos africanos en Europa a principios del siglo XXI. Ahora ese papel está siendo asumido por nuevos cristianos con ascendencia en el Oriente Próximo y Asia que están trayendo un nuevo hálito de vida a un cristianismo europeo moribundo y aplanado. Hubo un tiempo en que la Gran Migración Europea llevó la fe cristiana a los rincones más lejanos del mundo; ahora, los cristianos de esos mismos márgenes están devolviendo el favor trayendo un avivamiento fresco a las iglesias europeas.

En el mundo de hoy, las personas están en movimiento en todas partes. Dios también están en movimiento entre las personas que están en movimiento, como surge en forma evidente del hecho de que muchos refugiados se están entregando a Cristo y se están convirtiendo en el medio para revivir las iglesias de Europa. Las diásporas que surgen de desplazamientos, incluyendo la huida de refugiados del Oriente Próximo a Europa, son tierra fértil para una nueva actividad del Espíritu de Dios y, con ella, el avance y por cierto la transformación del cristianismo.[6]

Notas

  1. Nota del editor: Ver el artículo de Arthur Brown titulado “El refugiado y el cuerpo de Cristo” en el número de septiembre de 2016 del Análisis Mundial de Lausana.
  2. Timothy Smith, “Religion and Ethnicity in America”, The American Historical Review 83, n.º 5 (1978): 1155.
  3. Nota del editor: Ver el artículo de Darrell Jackson titulado “La misión en Europa a los 25 años de la caída del muro de Berlín” en el número de marzo de 2016 del Análisis Mundial de Lausana.
  4. Andrew F. Walls, Cross Cultural Process in Christian History (New York: Orbis Books, 2002), 31.
  5. Afe Adogame, The African Christian Diaspora: New Currents and Emerging Trends in World Christianity (London: Bloomsbury, 2013), 169.
  6. Nota del editor: Ver el artículo de Sadiri Joy Tira titulado “Diasporas from Cape Town 2010 to Manila 2015 and Beyond” en el número de marzo de 2015 de Lausanne Global Analysi.

El doctor Sam George es Catalizador para las Diásporas en el Movimiento de Lausana. Es de origen indoasiático y vive con su familia en un suburbio del norte de Chicago, EE.UU. Es autor de Coconut Generation y editor de Diaspora Christianities (próximamente). Está trabajando en un nuevo libro sobre la crisis actual de refugiados.