Global Analysis

Influencia saudí y radicalismo islámico en Indonesia

¿Cómo se pueden contrarrestar tras el encarcelamiento de Ahok?

Paul Marshall Ago 2017

La votación de este año para Gobernador de Yakarta, la capital de Indonesia, ha atraído la atención mundial y producido las peores divisiones en el país desde los años siguientes a la caída del último dictador, Suharto, en 1998. En la campaña electoral se enredaron las familias de cuatro anteriores presidentes y hubo manifestaciones de hasta medio millón de personas, se extendieron difamaciones referentes a religión y etnia, y se abrieron múltiples investigaciones policiales sobre importantes líderes políticos y religiosos.

El encarcelamiento del Gobernador de ese momento, acusado de blasfemia. Esto podría ser la indicación de que la tercera democracia más grande del mundo se está deslizando hacia un régimen autoritario o islamista

Culminó en mayo con el encarcelamiento del Gobernador de ese momento, acusado de blasfemia. Esto podría ser la indicación de que la tercera democracia más grande del mundo se está deslizando hacia un régimen autoritario o islamista.

Controversia sobre Ahok

Basuki Tjahaja Purnama

Basuki Tjahaja Purnama

El Gobernador encarcelado es Basuki Tjahaja Purnama, universalmente conocido como ‘Ahok’, de etnia china en una sociedad en la que los sentimientos antichinos se mantienen fuertes, y Ahok es cristiano en un país 88% musulmán. Pero era enérgico y eficiente, por lo que tenía un nivel de aprobación del 70 por ciento que anteriormente hacía de él el favorito para ganar las elecciones.

Durante su campaña, el pasado septiembre Ahok señaló que el versículo coránico al-Maidah 51, que advierte a los musulmanes contra hacer alianzas con judíos o cristianos, estaba siendo usado incorrectamente por algunos clérigos para argumentar que los musulmanes no debían votar por un cristiano. Unos días más tarde apareció en internet, y se hizo viral, un video de sus comentarios engañosamente editado. El semioficial Consejo Indonesio de Ulemas promulgó una fetua que acusaba a Ahok de blasfemia, y el radical Frente de Defensores del Islam (FPI), que ha atacado a minorías musulmanas, iglesias y clubes nocturnos, convocó a una manifestación para exigir que Ahok fuera juzgado y encarcelado.

Ahok fue a continuación arrestado y encausado por blasfemia. Él siguió con su campaña, pero el 19 de abril perdió la elección por un 58 frente a un 42 por ciento. El fiscal entonces recomendó una muy leve sentencia de libertad condicional más una pena suspendida de un año de prisión. Sin embargo, el 9 de mayo los cinco jueces desatendieron esta recomendación y sentenciaron a Ahok a dos años de prisión. Tres de esos jueces fueron ascendidos al día siguiente por la Corte Suprema Indonesia.

Hay familias divididas políticamente en las que hay miembros que se niegan a estar juntos en la misma sala o incluso a asistir los unos a las bodas de los otros.

El veredicto ha dividido al país de maneras no vistas por décadas. Ha habido múltiples manifestaciones en apoyo a Ahok, pero muchos de sus partidarios tienen miedo a hablar. La policía se ha mostrado en desacuerdo con los militares. Hay familias divididas políticamente en las que hay miembros que se niegan a estar juntos en la misma sala o incluso a asistir los unos a las bodas de los otros.

Radicalización

Las elecciones y el juicio han hecho patente el crecimiento de la radicalización en Indonesia, especialmente entre los jóvenes. Esta radicalización tiene varios orígenes, incluidos los domésticos, pero un factor muy importante es la bien financiada red saudí de escuelas, becas, imanes y mezquitas que tratan de reemplazar las interpretaciones locales del islam, que normalmente han promovido la democracia y las relaciones pacíficas entre las religiones, con el wahabismo saudí. Esta influencia saudí ha reaparecido en varios momentos clave de la historia de Indonesia.

Respuestas históricas a la influencia saudí

En el siglo XVIII, Muhammad ibn Abd al-Wahhab, de quien toma su nombre la interpretación extremista ‘wahabí’ del islam, aliado con la tribu Al-Saud, capturó las regiones centrales de la Península Arábiga, incluidas las santas ciudades de La Meca y Medina. Esto provocó una reacción y debate por todo el mundo musulmán, incluida Indonesia.

Pero el primer gran conflicto surgió a principios del siglo XIX en el Altiplano Minangkabau de Sumatra Occidental.[1] En 1803 los wahabíes habían vuelto a ganar control de los lugares sagrados de Arabia. Después influenciaron a muchos estudiantes y eruditos indonesios que cuando regresaron a Indonesia de sus estudios o del hajj, acusaron al islam prevalente en su propio país de sincretismo, e incluso de paganismo y apostasía.

Mucha gente local, que tenía costumbres como la del derecho sucesorio por línea materna, rechazaron bruscamente tales ideas advenedizas. Este conflicto acabó en una guerra a gran escala. En 1815 los retornados de Arabia y sus seguidores, conocidos como los padris, mataron a la mayor parte de la familia real de Minangkabau. Sus oponentes buscaron la ayuda del poder colonial local, los holandeses, quienes vieron en la situación tanto una amenaza como una oportunidad. En 1821 los holandeses tomaron el control del área, pero se vieron enfrentados a una larga lucha que duró hasta la derrota de los padris y el final de la guerra en 1838.

Ciertamente hubo otros importantes factores aparte de las interpretaciones contrapuestas del islam.[2] En un tiempo de cambios económicos, los mercaderes locales pensaron que tendrían mayores oportunidades bajo la sharia inspirada por los padri que bajo las familias que detentaban el poder. Tras la intervención holandesa, también hubo oposición de los anticolonialistas. En todo caso, el conflicto lo desencadenaron quienes querían imponer una forma más austera del islam sobre musulmanes que estaban cómodos integrándose con las culturas locales.

Reacciones del siglo XX a la influencia wahabí

Un siglo más tarde, en 1924, el presidente turco Kemal Ataturk abolió el Califato, y los Al-Saud, aliados con los wahabíes, volvieron a capturar La Meca y Medina. Los musulmanes de todo el mundo se preguntaron cómo responder a estos cambios y al nuevo bloque de poder espiritual insurgente. En La Meca y El Cairo hubo grandes conferencias sobre el futuro del islam que reunieron a líderes musulmanes de todo el mundo, y bajo la presión de los wahabíes muchos eruditos tradicionalistas, indonesios incluidos, abandonaron lo que había venido a ser Arabia Saudí.

Las dos grandes organizaciones musulmanas indonesias, Muhammadiyah y Nahdlatul Ulama (NU), con unos 40 y 50 millones de seguidores respectivamente, respondieron de maneras diferentes pero con aspectos coincidentes:

  • Muhammadiyah, fundada en 1912, es una organización reformista que quiere un islam más puro, libre de adiciones culturales. Sin embargo, sus miembros normalmente desean un islam no sólo reformado sino también moderno, algo diferente del wahabismo. En vez de eso, buscaron alternativas en Mohammad Abduh y otros reformistas musulmanes.
  • La tradicionalista NU fue fundada en 1926 en parte como respuesta a la destrucción saudí de tumbas y otros lugares sagrados en La Meca y Medina y a rumores de que tenían la intención de destruir la tumba del Profeta. Los fundadores de NU consideraron esto como una amenaza al verdadero islam personificado en las creencias y prácticas más tolerantes, especialmente de Java Oriental.[3] Cuando asistí en 2015 al Congreso quinquenal de NU, me llamó especialmente la atención que tuvieran a la venta reediciones de la obra de 1922 Menolak Wahhabi (El wahabismo rechazado) de Muhammad Faqih Maskumambang, uno de los fundadores de NU.

Financiación y organizaciones saudíes

Arabia Saudí ha gastado miles de millones de dólares en la exportación de su versión de islam al mundo musulmán.

Especialmente desde 1979, el año en que los radicales ocuparon la Gran Mezquita de La Meca y los ayatolás chiitas se hicieron con el poder en Irán, Arabia Saudí ha gastado miles de millones de dólares en la exportación de su versión de islam al mundo musulmán. En Indonesia ha establecido más de 150 mezquitas, ha suministrado libros para escuelas, ha traído sus propios predicadores y maestros y ha desembolsado miles de becas para estudios universitarios en Arabia Saudí.[4]

Un centro clave de este programa es el Instituto de Estudios del Islam y el Árabe (LIPIA), una universidad del sur de Yakarta completamente financiada por los saudíes. LIPIA abrió en 1980, con el declarado propósito de extender el conocimiento del idioma árabe: en su campus no se usa el indonesio. La enseñanza en LIPIA es gratis, y la música, la televisión y las risas en alta voz están prohibidas. Hombres y mujeres están segregados. El Ministerio de Asuntos Religiosos acreditó a LIPIA en 2015, pero ha manifestado su inquietud en cuanto a si el Instituto mantendrá el islam moderado y la filosofía estatal indonesia de Pancasila, que consagra la tolerancia religiosa. Tras la visita a Indonesia del rey saudí Salman, en marzo de 2017, los saudíes dijeron que querían abrir dos o tres más institutos similares.

Alumnos de universidades saudíes han venido a ser influyentes en círculos extremistas. Entre ellos están Habib Rizieq, fundador del Frente de Defensores del Islam, y Jafar Umar Thalib, que fundó la milicia anticristiana Laskar Jihad. In 1972 el dinero saudí ayudó a fundar la escuela Al-Mukmin en Ngruki, Java Central, que se convirtió en un semillero de extremistas, entre ellos algunos implicados en las bombas de Bali de 2002. A principios de la década del 2000, el grupo terrorista Jemaah Islamiyah también recibió fondos de organizaciones benéficas saudíes. En la actualidad muchos de estos grupos radicales son ya autosuficientes.

Free Ahok
De ‘free ahok free ahok‘ por izzy (CC BY-NC 2.0).

Contraataque

Muchos indonesios ahora se dan cuenta de que han sido demasiado complacientes en cuanto a la extensión del extremismo.

Un efecto positivo del enjuiciamiento y encarcelación de Ahok ha sido que muchos indonesios ahora se dan cuenta de que han sido demasiado complacientes en cuanto a la extensión del extremismo, y esto ha llevado a una campaña más agresiva para enfrentarse al islamismo radical. Algo de esto ha tenido lugar al nivel de seguridad y policial.

Tras su campaña para encarcelar a otros por blasfemia, el líder del FPI, Rizieq Shihab, ha sido ahora él mimo investigado por blasfemia en base a informaciones de que había denigrado a la Santa Trinidad. También se le ha interrogado sobre alegaciones de que insultó a la Pancasila, a Sukarno (el venerado primer presidente de Indonesia), y a la moneda indonesia (diciendo que los nuevos billetes presentaban símbolos comunistas). El día 30 de mayo fue formalmente acusado bajo la ley contra la pornografía por haber supuestamente enviado mensajes sexualmente explícitos a Firza Husein, que ha sido arrestada por traición bajo la sospecha de que estaba tratando de organizar un golpe de estado. Sin embargo la policía aún no ha podido interrogar a Shihab, ya que ha huido a Arabia Saudí. El gobierno también ha anunciado que va a proscribir al grupo radical Hizb ut-Tahrir, porque el llamado del mismo a la restauración del Califato viola la Pancasila. Además está adoptando nuevas normas para parar la propagación de ideas radicales en sus universidades.[5]

Implicaciones globales

Más de la mitad de los cristianos del mundo que viven en países de mayoría musulmana viven en Indonesia.

La reciente revelación de la extensión de la radicalización en Indonesia es importante no sólo para los indonesios, sino también para el resto del mundo. Es 20 veces menos probable que los musulmanes de Indonesia traten de unirse al ISIS que los musulmanes de los EE.UU, y 50 veces menos probable que los musulmanes del Reino Unido u otras partes de Europa. Es importante para la iglesia por la amenaza mundial de los islamistas radicales, y por el hecho de que más de la mitad de los cristianos del mundo que viven en países de mayoría musulmana viven en Indonesia.

El futuro del país es incierto. El tejido religioso, social y político del país se ha tensionado y podría romperse, especialmente si las tácticas usadas en la elección de Gobernador se repiten a escala nacional en la elección de Presidente, prevista para 2019. Indonesia es la tercera mayor democracia del mundo y el único país de mayoría musulmana entre las diez mayores economías del mundo. Si sucumbe al radicalismo islámico o a un régimen autoritario, entonces el futuro del mundo musulmán y del resto de nosotros se ve funesto.

¿Cómo podemos responder?

Tenemos que presionar a nuestros gobiernos para que apremien a los saudíes a poner fin a su propagación mundial del extremismo.

Demasiado a menudo, cuando se piensa en el islam desde fuera, las imágenes que automáticamente vienen a la mente son del Oriente Próximo y de árabes, aunque estos sólo sean una quinta parte de los musulmanes del mundo. Necesitamos prestar más atención a la vasta mayoría de países de mayoría musulmana en Asia y África, y a sus conflictos con ideas extremistas procedentes mayormente del Oriente Próximo. Recientemente los saudíes han estado argumentando enérgicamente que quieren luchar contra el radicalismo, pero ha habido pocos hechos que acompañen sus palabras. Tenemos que presionar a nuestros gobiernos para que apremien a los saudíes a poner fin a su propagación mundial del extremismo.

Esta primavera tuve la fortuna de poder viajar extensamente con indonesios influyentes. Uno de ellos, Alwi Shihab, antiguo ministro de asuntos exteriores y ahora enviado especial del Presidente de Indonesia al Oriente Próximo y a la Organización de Cooperación Islámica, nos dijo:

Hace quince años ustedes estaban luchando contra Al-Qaida. Ahora ustedes, y nosotros, luchamos contra el ISIS. Dentro de quince años estarán ustedes luchando contra alguna otra organización. Pero es la misma guerra; es la misma ideología. Ustedes nos necesitan, y nosotros les necesitamos a ustedes. Podemos ser amigos en lucha contra un enemigo común.

Necesitamos una amistad más profunda con musulmanes como él.

Notas

  1. For a succinct overview, see M. C. Ricklefs, A History of Modern Indonesia Since C. 1200 (Stanford: Stanford University Press, 2008), 172-175.
  2. For caution as to how much Wahhabism was a factor, see Carool Kersten, A History of Islam in Indonesia: Unity in Diversity (Edinburgh: Edinburgh University Press, 2017) 56-57.
  3. For an overview, see Jeremy Menchik, Islam and Democracy in Indonesia: Tolerance Without Liberalism (New York: Cambridge University Press, 2016) 48-51.
  4. See Krithika Varagur, ‘Saudi Arabia Is Redefining Islam for the World’s Largest Muslim Nation’, Atlantic, March 2, 2017, https://www.theatlantic.com/international/archive/2017/03/saudi-arabia-salman-visit-indonesia/518310/
  5. Suherdjoko, ‘New regulation to prevent spread of radicalism on campus’, Jakarta Post, May 6, 2017, http://www.thejakartapost.com/news/2017/05/06/new-regulation-to-prevent-spread-of-radicalism-on-campus.html