Global Analysis

5 verdades para la plantación de iglesias actual

Cómo hacer un discipulado efectivo en el siglo XXI

David Miller & Ron Anderson Oct 2017

Con su corte de pelo afro y su escultural barba, más parecía un músico pop que un plantador de iglesias. En realidad, era ambas cosas. Junto con algunos amigos estaba alcanzando a jóvenes de las empobrecidas favelas de Sao Paulo (Brasil), ofreciéndoles lecciones de música gratis. Este joven vino a una de nuestras consultas sobre plantación de iglesias para ver qué podía aprender.

Como suele ocurrir en esas reuniones, el joven plantador de iglesias brasileño nos enseñó algunas importantes lecciones.

Conocimiento colectivo sobre plantación de iglesias

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Él es uno de los 436 latinoamericanos que, junto a un número similar de europeos, han participado en consultas de un día organizadas por la Red Temática de Plantación de Iglesias de Lausana. Desde su comienzo en 2014 esta red ha reunido a plantadores de iglesias, misioneros, líderes emergentes, teólogos, investigadores y líderes denominacionales en 20 ciudades de Brasil, Centroamérica, Croacia y España para debatir cómo ser más efectivos en el cumplimiento de la Gran Comisión.

Los datos obtenidos de encuestas escritas y debates de mesa redonda revelan un interés universal en la plantación de iglesias sanas, así como los desafíos comunes a que se enfrentan los plantadores de iglesias de todo el mundo.[1] Las consultas han producido un rico tejido de experiencia, logros, cargas y aspiraciones. Después de mucho cribado y reflexión, hemos condensado este conocimiento colectivo en Cinco Sencillas Verdades sobre la plantación de iglesias a principios del siglo XXI, con la esperanza de que sirvan para suscitar un debate más amplio sobre estos temas:

1. El desafío más urgente al que nos enfrentamos es hacer discípulos de la siguiente generación.

Plantadores de iglesias de toda Latinoamérica y Europa han manifestado una preocupación común sobre cómo hacer discípulos de la siguiente generación. Los jóvenes de hoy, especialmente los de culturas urbanas posmodernas, no muestran interés en la “religión organizada”. Las iglesias evangélicas que se encuentran en esas comunidades atraen a pocos jóvenes. De hecho, hay más jóvenes de esa siguiente generación saliendo de las iglesias que los que están entrando.

“Hay que decirles a los chicos desde el principio que eres cristiano y quieres que conozcan al Señor”.

Eso son malas noticias.  La buena noticia es que esos mismos jóvenes están más interesados que nunca en conocer a Jesús, y se hacen sus entusiastas seguidores cuando se les presenta el evangelio. Además, demuestran ser fantásticamente efectivos haciendo discípulos de otros jóvenes urbanos posmodernos.

El joven músico pop plantador de iglesias de Sao Paulo nos dijo: “Desde el primer momento le decimos a los chicos que a la vez que aprenden guitarra o teclados, van a aprender sobre Jesús. No entran en el programa si no están de acuerdo con eso”.

Ese comentario causó sorpresa. Su táctica iba contra los principios que se enseñan en las clases sobre misión. Uno debe primero establecer relaciones personales con el grupo a alcanzar, dice la sabiduría convencional, dedicando meses o incluso años hasta “ganarse el derecho” a presentarle el evangelio a la gente.

“Eso no nos funciona”, dijo el joven “Hay que decirles a los chicos desde el principio que eres cristiano y quieres que conozcan al Señor. Si esperas a decírselo más tarde, piensan que les has engañado y dejan de venir”. Y después explicó que en realidad los jóvenes de las favelas muestran más interés en inscribirse en las clases de música cuando Jesús está en el programa.

2. Debemos aprender y seguir la eclesiología bíblica básica.

El Nuevo Testamento revela cómo estaba constituida la iglesia primitiva para llevar a cabo la Gran Comisión. A pesar de la triple amenaza del ostracismo social, la persecución oficial y la herejía interna, las primeras generaciones de seguidores de Jesús hicieron de sus paisanos fieles discípulos a un ritmo sin paralelo en la historia. Creemos que una aplicación cuidadosa en la actualidad de la eclesiología del Nuevo Testamento producirá los mismos asombrosos resultados.

Alan Hirsch convincentemente argumenta esta convicción en su libro Caminos Olvidados: Reactivemos la Iglesia Misional. Hirsch cree que podemos hacer iglesia en nuestro tiempo como lo hicieron los apóstoles en el siglo primero. A continuación ofrece cinco señales esenciales de la eclesiología bíblica para ayudarnos a recuperar el genio de la iglesia apostólica:

icon-christ1. Cristo es el Centro (enfocada en Dios).

icon-disciples2. Cristo se está reproduciendo constantemente (haciendo discípulos).

icon-love3. Cristo manifiesta su amor por medio de los miembros (comunión compasiva).

icon-body4. Cristo actúa por medio de cada creyente del Cuerpo (sacerdocio universal).

icon-globe5. Cristo redime a toda la creación por medio de la iglesia (misión hacia afuera).

En las consultas sobre plantación de iglesias de Lausana le preguntamos a cada uno de los participantes: “¿Cuál de estos cinco rasgos de la iglesia del Nuevo Testamento es el que más urgentemente necesita recuperar la iglesia de tu país?”.

Las respuestas son llamativamente variadas, dependiendo de los diversos contextos históricos y sociales:

  • En Centroamérica (El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua) los líderes sienten fuertemente que el desafío más urgente para la iglesia es hacer discípulos.
  • Los brasileños, por otra parte, consistentemente señalan que tienen que volver a poner a Cristo en el centro de la iglesia.
  • Los líderes de los Balcanes confiesan una gran necesidad de permitir a cada creyente que ocupe su legítimo lugar en el sacerdocio de todos los cristianos.
  • Los líderes españoles identifican como su principal desafío la falta de visión misional.

3. Todo cristiano forma parte del sacerdocio universal de los creyentes y comparte su responsabilidad y autoridad.

En una encuesta que realizamos en España, 150 personas con ministerios con jóvenes compartieron sus ideas sobre cómo alcanzar para Jesús a la siguiente generación. Manifestaron su tajante opinión de que se necesitan nuevas formas de iglesia que enfaticen la participación de todos en el ministerio. Señalaron que los jóvenes tienden a aburrirse y dejar los grupos cuando dejan de ser valorados como individuos y se les deja de ofrecer oportunidades para contribuir.

Necesitamos nuevas expresiones de iglesia que enfaticen que todo el mundo es parte del ministerio.

En Alcalá de Henares (España), un grupo de ocho cristianos se sentían frustrados por no estar activamente involucrados en la misión de Dios en su ciudad. Así que con gran cuidado para mantener la paz con sus respectivas congregaciones, se hicieron cargo de alquilar un espacio comercial en la planta baja de un edificio de apartamentos en una zona populosa y de bajos ingresos de la ciudad. El grupo comenzó actividades usando los dones particulares de cada persona: un club de álbumes de recortes, clases de conversación en inglés y clases de aeróbic para mujeres musulmanas. Al cabo de no mucho tiempo este grupo estaba recibiendo cada semana a 50 no cristianos participantes en una o más de sus actividades basadas en la Biblia.

La esposa de uno de los líderes de la iglesia expresaba su satisfacción con lágrimas de alegría: “Nadie me había dado nunca antes una oportunidad como esta para expresar mi fe de maneras acordes con mis motivaciones y dones”. Al cabo de un tiempo, la iglesia de la que procedía uno de los miembros de este grupo se dio cuenta y elogió la iniciativa. En el momento de escribir esto, esa congregación está estudiando cómo liberar a más de sus miembros para el campo de misión local, usando como modelo este proyecto piloto.

4. Los cristianos tienen que colaborar entre ellos para tener un impacto en el mundo.

En su sentida conversación con el Padre, registrada en Juan 17, Jesús nos dio una clave para alcanzar a su generación, a la nuestra y a todas las sucesivas: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:20-21).

Muchos creyentes de hoy en día no entienden por qué hay tantos “compartimentos” en el mundo cristiano. Peor aún, se sienten confusos sobre los motivos por los que la gente de esos compartimentos no trabajan juntos y hasta no se llevan bien entre ellos.[2]

Cuando se les desafió a precisar qué era lo que les impedía tener un impacto mayor, la respuesta fue: “Es porque no estamos trabajando juntos como un cuerpo”.

En 2016 nuestra red tuvo una consulta de un día en Croacia con 25 líderes denominacionales y de misión de todo el país. Prevalecía la inquietud sobre la reunión en vista de las desavenencias históricas entre las denominaciones. De hecho, cuando le preguntamos a un líder qué sería un buen resultado del encuentro, respondió: “Cualquier cosa que no llegue al derramamiento de sangre”.

La reunión fue muy bien, no tenemos que informar de víctimas. Ahora bien, muchos quedaron asombrados al oír de un estadístico local que Croacia, con cuatro millones de habitantes, sólo tiene 178 iglesias. El ritmo de crecimiento es de cinco nuevas iglesias al año.

Cuando se les desafió a precisar qué era lo que les impedía tener un impacto mayor, la respuesta fue: “Es porque no estamos trabajando juntos como un cuerpo”. Este descubrimiento les ayudó a romper con su tendencia compartimentalizadora y a fomentar las relaciones personales entre ellos. Pasaron a formar una plataforma nacional de plantación de iglesias con una visión común para alcanzar Croacia.

A lo largo de la última década muchos movimientos de base de plantación de iglesias han salido de los compartimentos que separan el Cuerpo de Cristo. Hemos identificado en estas redes de colaboración elementos comunes que llevan al éxito:

icon-leaderun líder catalizador apasionado por reunir al Cuerpo de Cristo para alcanzar a un grupo concreto de personas;

icon-statsestadísticas útiles que revelen los índices corrientes de crecimiento y las áreas donde la necesidad de plantar iglesias es la más grande;

icon-strategyestrategias compartidas en líneas generales para fomentar una plantación efectiva de iglesias;

icon-placeun lugar de encuentro para interactuar aprendiendo unos de otros y afinar la visión juntos.

5. Las redes fomentan la unidad en el Cuerpo de Cristo.

Lausana nos está enseñando a no confundir la globalización del cristianismo con la unidad del Cuerpo de Cristo. El asombroso crecimiento del cristianismo mundial en esta generación está teniendo lugar en muchas diferentes culturas y está inspirado por divergentes tradiciones teológicas. La “iglesia del norte”, en Europa y Norteamérica, funciona en un mundo fundamentalmente diferente del “sur global”, donde las iglesias indígenas están boyantes. Wesley Granberg-Michaelson escribe:

La brecha teológica entre estos dos mundos se ha ampliado a la vez que el centro de gravedad del cristianismo ha continuado su viaje hacia el sur global (…). A mi juicio, la brecha entre estos dos mundos constituye en la actualidad el desafío más apremiante para la unidad de la iglesia en el siglo XXI (…). Esto subraya la necesidad de crear nuevas redes de relaciones. Esas redes han de ser intencionalmente creadas en formas que superen las divisiones de geografía, teología, instituciones y generaciones. Esperemos que tales redes puedan multiplicarse de maneras diversas y crecientes.[3]

Esas redes han de ser intencionalmente creadas en formas que superen las divisiones de geografía, teología, instituciones y generaciones.

Las redes de plantación de iglesias son una clase entre muchas de movimientos colaborativos unidos en torno a la Gran Comisión. Algunas de estas redes son informales y están libremente conectadas, mientras que otras han sido intencionalmente organizadas y generosamente financiadas. En todo caso, sean de la clase que sean, parece que estas redes son una respuesta a la oración de Jesús: “Que todos sean uno (…) para que el mundo crea” (Juan 17:21).

“Para que el mundo crea” debería ser el objetivo de todo plantador de iglesias. Es cierto que actualmente algunas nuevas iglesias se inician para “plantar la bandera” de una determinada denominación en territorio hasta ahora no reclamado, o para acomodar a un grupo demográfico que ha dejado de sentirse cómodo en su congregación de origen. Mas Jesús tiene un propósito diferente para la iglesia que él está edificando.

La iglesia surgió al multiplicarse el número de los discípulos de Jesús. Sigue existiendo para hacer más discípulos de Jesús. Ése es su propósito primordial. “La misión no se hizo para la iglesia; la iglesia se hizo para la misión, la misión de Dios”, nos recuerda el teólogo británico Chris Wright.[4]

Así que para que la plantación de iglesias en el siglo XXI sea efectiva, los plantadores de iglesias tienen que obedecer el mandato de Jesús en el siglo primero: “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19-20a).

Esta, concluimos, es la más sencilla verdad de todas sobre la plantación de iglesias.

Notas

  1. Nota del editor: Ver el artículo de Kent Parks titulado ‘Cómo completar el 29% que falta de la evangelización del mundo’, en el número de mayo de 2017 de Análisis Mundial de Lausana. https://lausanne.org/es/contenido/aml/2017-05-es/como-completar-el-29-que-falta-de-la-evangelizacion-del-mundo.Ver también el artículo de Stephan Bauman titulado ‘Lo que nosotros llamamos “el Límite”, Dios lo llama “el Centro”’, en el número de julio de 2015 de Análisis Mundial de Lausana.https://lausanne.org/es/contenido/aml/2015-07-es/lo-que-nosotros-llamamos-el-limite-dios-lo-llama-el-centro.
  2. Nota del editor: Ver artículo de Thomas Albert Howard titulado ‘Un llamado a la unidad cristiana por el bien de la Gran Comisión: el 500º aniversario de la Reforma Protestante’, en este número de noviembre de 2015 de Análisis Mundial de Lausana.
  3. Wesley Granberg-Michaelson, From Times Square to Timbuktu: The Post-Christian West Meets the Non-Western Church (Grand Rapids: Eerdmans, 2013), 19-20, 70.
  4. Christopher J. H. Wright, The Mission of God: Unlocking the Bible’s Grand Narrative (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2006), 62.