Article

Una Declaración sobre el Evangelio de la Prosperidad

Grupo de Trabajo de Teología 16 Ene 2010

Grupo de Trabajo Teológico de Lausana

Desde la Sección África – Grupo de Trabajo Teológico de Lausana

En sus consultas llevadas a cabo desde el 8 al 9 de octubre del 2008 y desde el 1 al 4 de septiembre del 2009 en Akropong, Ghana.


NOTA: Esta es una declaración, ofrecida como punto de partida para discusión y más profunda reflexión (teológica, ética, pastoral y misiológica, socio-política y económica) en torno a la expansión sustancial que ha tenido la doctrina de prosperidad en gran parte del mundo y en África en particular. Los puntos subsiguientes representan un resumen entre varios puntos que surgieron durante la discusión en torno a los tres documentos presentados en las consultas de octubre del 2008 y los diez presentados en septiembre del 2009.

Definimos Evangelio de Prosperidad como la enseñanza que indica que los creyentes tienen derecho a bendiciones de salud y riqueza y que ellos pueden obtener estas bendiciones por medio de declaraciones en fe positivas y «siembra de semillas» a través del pago fiel de sus diezmos y ofrendas. Reconocemos que la doctrina de prosperidad es un fenómeno transversal a las barreras denominacionales. La doctrina de la prosperidad se puede encontrar en distintos grados tanto en iglesias protestantes tradicionales, pentecostales así como también en carismáticas. Es el fenómeno de las enseñanzas de la prosperidad que será abordado en este documento y no alguna denominación o tradición en particular.

Además reconocemos que algunas dimensiones de la doctrina de prosperidad encuentran sus raíces en la Biblia y afirmaremos esos elementos de la verdad en los puntos subsiguientes. No deseamos ser exclusivamente negativos, y al mismo tiempo reconocemos la atroz realidad social dentro de la cual esta doctrina florece y la esperanza que le brinda a personas que viven en desesperación. Sin embargo, aún reconociendo sus aspectos positivos, nuestra perspectiva general es que las enseñanzas de aquellos que con vigor promueven el «evangelio de la prosperidad» son falsas y tergiversan severamente a la Biblia, que sus prácticas con frecuencia son faltas de ética y no reflejan a Cristo y el impacto que tiene en muchas iglesias es pastoralmente dañino, poco sano espiritualmente y, no solo carece de esperanza duradera, pero puede incluso desviar a personas del mensaje y medio de salvación eterna. En tales dimensiones, pude seriamente describirse como un falso evangelio.

Hacemos un llamado para una reflexión más profunda acerca de estos temas dentro de la Iglesia Cristiana y pedimos que el Movimiento de Lausana se disponga a emitir una declaración muy clara en la cual se rechacen los excesos de la doctrina de prosperidad como incompatibles con el Cristianismo bíblico y evangélico.

1. Afirmamos la gracia milagrosa y el poder de Dios y le damos la bienvenida al crecimiento de iglesias y ministerios que los demuestren y que lleven a las personas a ejercer una fe llena de expectativas del Dios viviente y su poder sobrenatural. Creemos en el poder del Espíritu Santo. Sin embargo, rechazamos como anti-bíblica la noción que el poder milagroso de Dios se puede tratar como automático, o a disposición de técnicas humanas, o manipulado por palabras humanas, acciones o rituales.

2. Afirmamos que existe una visión bíblica de la prosperidad humana, y que la Biblia incluye bienestar material (tanto de salud como de riquezas) dentro de su enseñanza sobre la bendición de Dios. Esto requiere mayor estudio y explicación a través de la Biblia entera en ambos Testamentos. No podemos dicotomizar lo material y lo espiritual en un dualismo anti-bíblico. Sin embargo, rechazamos la noción anti-bíblica que dice que el bienestar espiritual se puede medir en base al bienestar material, o que la riqueza siempre es una muestra de la bendición de Dios (ya que ser obtenida por medio de opresión, engaño o corrupción), o que pobreza o enfermedad o una muerte a temprana edad son siempre una muestra de la maldición de Dios, falta de fe, o maldiciones humanas (ya que la Biblia expresamente niega que este siempre sea el caso)

3. Afirmamos la enseñanza bíblica acerca de la importancia del trabajo duro y el uso positivo de todos los recursos que Dios nos ha brindado – habilidades, dones, la tierra, educación, sabiduría, destrezas, riquezas, etc. Y en la medida que algunas de las enseñanzas de la prosperidad fomentan estas cosas pueden tener un efecto positivo en la vida de las personas. No creemos en un ascetismo anti-bíblico que rechace tales cosas o un fatalismo anti-bíblico que ve a la pobreza como un destino contra el cual no se puede combatir. Sin embargo, rechazamos como peligrosamente contradictoria a la gracia soberana de Dios, la noción que nuestros logros en la vida son enteramente debidos a nuestros propios esfuerzos, luchas, negociaciones o astucia. Rechazamos esos elementos de la Doctrina de Prosperidad que son virtualmente idénticos al «pensamiento positivo» y otro tipo de técnicas de «auto-ayuda».
También nos entristece observar como la Doctrina de Prosperidad ha enfatizado el enriquecimiento y éxito del individuo sin tener que rendir cuentas a la comunidad, lo cual ha dañado una cualidad tradicional encontrada en la sociedad africana, la cual es el compromiso a proteger la familia extendida y la comunidad social ampliada.

4. Reconocemos que la Doctrina de la Prosperidad florece en contextos de tremenda pobreza, y que para muchas personas, representa su única esperanza, al enfrentarse a constante frustración, el fracaso de políticos y organizaciones no-gubernamentales, etc., de tener un mejor futuro o, al menos, un presente mas llevadero. Nos enfada que tal pobreza aún persista y afirmamos la perspectiva bíblica refleja que también enfada a Dios y que no es su voluntad que personas se encuentren viviendo en extrema pobreza. Reconocemos y confesamos que en muchas situaciones la iglesia ha perdido su voz profética en el ámbito público. Sin embargo, creemos que la Doctrina de la Prosperidad no provee una respuesta bíblica y útil ante la pobreza de aquellas personas entre quienes gana auge. Además observamos que gran parte de estas enseñanzas provienen de fuentes de América del Norte donde las personas no son materialmente pobres de la misma manera.

  • Enriquece enormemente a quienes la predican, pero deja a las multitudes sin ninguna mejoría y con la carga sumada de esperanzas frustradas.

  • Mientras enfatiza varias supuestas causas espirituales o demoníacas de la pobreza, le presta poca o ninguna atención a las causas económicas y políticas, como lo son la injusticia, explotación, prácticas injustas de comercio internacional, etc.

  • Por tanto, tiende a victimizar al pobre haciéndole sentir que su pobreza es culpa suya (algo que la Biblia no hace), fallando al atender y denunciar a aquellos cuya codicia causa pobreza en otros (algo que la Biblia sí hace repetitivamente).

  • Parte de la doctrina de prosperidad no tiene para nada como meta ayudar al pobre y no provee respuesta sustentable a a las causas verdaderas de la pobreza.

5. Aceptamos que algunos de los que enseñan la doctrina de prosperidad buscan sinceramente utilizar la Biblia para explicar y promover sus enseñanzas. Sin embargo, nos aflige que mucho de lo que se utiliza la Biblia es seriamente distorsionado, selectivo y manipulativo. Hacemos un llamado a una exégesis más cuidadosa del texto y a una hermenéutica bíblica más holística, y denunciamos la manera en que muchos textos se tergiversan fuera de su contexto y son utilizados en maneras que claramente contradicen la enseñanza bíblica.
Y especialmente, deploramos el hecho de que, en muchas iglesias donde la doctrina de la prosperidad es dominante, rara vez se predica la Biblia de manera cuidadosa o explicativa, y que el camino a la salvación, incluyendo el arrepentimiento de pecado y la fe salvífica en Cristo para el perdón de los pecados y esperanza de vida eterna, es tergiversado y sustituido por el bienestar material.

6. Nos regocijamos por el aumento fenomenal en el número de personas que profesan ser Cristianos en muchos países donde iglesias que han adoptado las enseñanzas y prácticas de la prosperidad gozan de gran popularidad. Sin embargo, el crecimiento numérico o grandes estadísticas no necesariamente evidencian la verdad del mensaje que lo acompaña, o el sistema de creencias detrás de este. Popularidad no es evidencia de veracidad; y personas en gran cantidad numérica pueden ser engañadas.

7. Nos place ver que muchas iglesias y líderes son críticos y en algunas instancias abiertamente renuncian y rompen lazos con aspectos específicos de las religiones primitivas o tradicionales de África y sus prácticas, particularmente donde éstas entran en conflicto con la revelación bíblica y su cosmovisión. Sin embargo parece evidente que existen muchos aspectos de la Doctrina de la Prosperidad que encuentran sus raíces en ese mismo terreno. Por lo tanto, nosotros nos preguntamos si gran parte de lo que se considera Cristianismo popular es más bien una súper-estructura sincretizada construida sobre un cimiento de una cosmovisión que no ha sido dramáticamente transformada por el evangelio bíblico. Nos preguntamos, además, si la popularidad y el atractivo de la Doctrina de Prosperidad es una señal del fracaso de la contextualización del Evangelio en África.

8. Hemos observado que muchas personas testifican acerca de la manera en que la Doctrina de Prosperidad ha impactado sus vidas para bien – dando ánimo para tener más fe, buscar mejorar su educación o vida laboral. Nos regocijamos en esto. Hay gran poder en estos testimonios y le damos gracias a Dios cuando cualquiera de sus hijos e hijas disfrutan de su bendición. Sin embargo, observamos de igual manera que muchas personas han sido engañadas por esta doctrina a tener una fe falsa y falsas expectativas y, cuando éstas no son satisfechas, le ‘dan la espalda a Dios’ o pierden su fe por completo y se marchan de la iglesia. Esto representa una tragedia y de ser tremendamente doloroso para Dios.

9. Aceptamos que muchos de los que enseñan acerca de la prosperidad tienen sus raíces en iglesias y tradiciones evangélicas o que se desarrollaron bajo la influencia de ministerios paraeclesiásticos evangélicos. Pero deploramos la evidencia clara que muchos de ellos, en práctica, se han alejado de principios fundamentales y claves de la fe evangélica, incluyendo la autoridad y prioridad de la Biblia como la Palabra de Dios y la centralidad de la cruz de Cristo.

10. Sabemos que Dios en ocasiones pone a líderes en posiciones de fama e influencia pública significativa. Sin embargo, hay aspectos de los estilos de vida y el comportamiento de muchos de los que predican la Doctrina de Prosperidad que encontramos deplorables, faltos de ética y francamente idólatras (al dios de la riqueza, mamón) y con respecto a esto, puede que seamos llamados a identificar y rechazar aspectos tales como las marcas de falsos profetas de acuerdo a los estándares encontrados en la Biblia. Estos incluyen:

  • Riqueza excesiva y ostentosa y estilos de vida extravagantes

  • Técnicas manipuladoras y faltas de ética

  • Énfasis constante en el dinero como si fuese un bien supremo – el cual es mamón

  • Sustituir el llamado tradicional al arrepentimiento y fe con un llamado a dar dinero

  • Codicia la cual es idolatría

  • Vivir y comportarse en maneras que son totalmente inconsistentes tanto con el ejemplo de Cristo como con el patrón de discipulado que él enseñó.

  • Ignorar o contradecir la enseñanza enfática encontrada en el Nuevo Testamento acerca de los peligros que traen la riqueza y el pecado idólatra de la codicia

  • Fallar en predicar la palabra de Dios de manera que alimente el rebaño de Cristo

  • Fallar en predicar el evangelio entero incluyendo el mensaje de pecado, arrepentimiento, fe y esperanza eterna.

  • Fallar en predicar el consejo completo de Dios, mas bien reemplazándolo con lo que el público quiera escuchar.

  • Sustituir tiempo para el evangelismo por eventos y peticiones para levantar fondos

 

Primer Borrador por el Rev. Dr. Chris Wright (Presidente, Grupo de Trabajo Teológico de Lausana)


Editado por el Rev. Dr. John Azumah (Miembro, Grupo de Trabajo Teológico de Lausana) En colaboración con el Rev. Prof. Kwabena Asamoah-Gyadu, Presidente de las Consultas en Akropong.

Este es un resumen cotejado de las observaciones hechas por muchos contribuidores a través de documentos escritos y las discusiones subsiguientes.